Hablemos de La Personalidad y su Importancia.
- Psic. Cl. Arturo Moreno
- 25 abr
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 2 may
La personalidad es eso que nos hace únicos. Es la forma en que pensamos, sentimos y actuamos de manera constante a lo largo del tiempo. Es lo que explica por qué algunas personas son más extrovertidas y otras más reservadas, por qué unas se estresan fácilmente y otras parecen tener siempre una actitud tranquila ante la vida.

Desde que nacemos, nuestra personalidad empieza a formarse y a moldearse. Y aunque cambia un poco con el tiempo, suele mantenerse bastante estable en la vida adulta. En este artículo vamos a explorar qué es exactamente la personalidad, cómo se desarrolla, qué pasa cuando se vuelve un problema y qué tipos de trastornos pueden aparecer.
¿Cómo se forma la personalidad?
La personalidad no es algo que aparece de un día para otro. Se va construyendo poco a poco, a partir de varios factores, por ejemplo:
Los Factores genéticos, debido a que desde el nacimiento, cada persona muestra una predisposición temperamental heredada. Este temperamento, que incluye rasgos como la reactividad emocional, la energía o la sociabilidad, sienta las bases para el desarrollo posterior de la personalidad.
Los Factores ambientales, ya que el entorno en el que crecemos como familia, la cultura, el sistema educativo, las experiencias de la vida juegan un papel fundamental. Las interacciones tempranas con figuras significativas, especialmente los cuidadores, marcan la manera en que aprendemos a regular nuestras emociones, formar vínculos y entender el mundo.
Los Factores sociales y experiencias personales, pues a lo largo de la vida, nuestras experiencias individuales, los traumas, las pérdidas, los éxitos y fracasos moldean nuestra personalidad. La manera en que interpretamos esas experiencias también es clave.
Pero …
¿De qué está hecha la personalidad?
Podemos pensar en la personalidad como un conjunto de piezas que encajan entre sí:
Rasgos de personalidad. Estos son las características que se repiten en nosotros a lo largo del tiempo. Por ejemplo, ser organizado, sociable, curioso, tranquilo, impulsivo o reservado.
Pensamientos. Ya que cada persona tiene una forma habitual de pensar. Algunos tienden al pensamiento positivo, otros se enfocan más en los problemas. También hay quienes son más racionales y quienes se guían más por las emociones.
Sentimientos. Se refiere a cómo experimentamos las emociones ya que hay personas que sienten todo con mucha intensidad y otras que son más contenidas.
Comportamientos los cuales se reflejan a través de nuestros hábitos, reacciones y forma de actuar también dicen mucho de nuestra personalidad.

Ahora bien…
¿Por qué es importante conocer la personalidad?
Conocer cómo funciona nuestra personalidad nos ayuda a entender mejor cómo nos relacionamos con el mundo y con los demás.
La personalidad, puede tener un impacto enorme, por ejemplo en nuestras relaciones, debido a que algunos rasgos favorecen el vínculo con los demás (como la empatía o la paciencia), mientras que otros lo complican (como la agresividad o el egoísmo). También este impacto se puede reflejar en nuestro bienestar emocional, debido a que cuando tenemos una personalidad equilibrada, solemos manejar mejor el estrés y las dificultades. Y si hablamos de nuestra vida laboral y personal, se verá reflejada en la forma en que nos organizamos, cómo resolvemos problemas y cómo tomamos decisiones está muy influida por nuestra personalidad.
La personalidad es la realización suprema de la idiosincrasia innata de un ser vivo. Es un acto de valentía lanzado frente a la vida, la afirmación absoluta de todo lo que constituye al individuo, la adaptación mas exitosa a las condiciones universales de existencia, unida a la mayor libertad posible de autodeterminación. [C. G. Jung. “El desarrollo de la personalidad”, 1932].
Pero…
¿Qué pasa cuando la personalidad se convierte en un problema?

Todos tenemos cosas que nos cuestan o aspectos de nuestra personalidad que nos gustaría mejorar. Pero a veces, esos rasgos se vuelven tan extremos y rígidos que causan sufrimiento o generan muchos problemas en la vida cotidiana. Es ahí donde hablamos de trastornos de la personalidad.
Un trastorno de personalidad no es “tener mal carácter” o “ser complicado”. Es una forma de pensar, sentir y actuar que está muy marcada y que causa dificultades importantes en la vida personal, laboral o social.
Tipos de personalidad
Existen algunas clasificaciones que nos ayudan a entender diferentes estilos de personalidad. Aquí van algunos ejemplos conocidos:
Tipo A: personas muy competitivas, impacientes, con tendencia al estrés.
Tipo B: más relajadas, tranquilas, con buen manejo del estrés.
Tipo C: suelen reprimir emociones, especialmente la ira, y priorizan a los demás sobre sí mismas.
Tipo D: tienden al pesimismo, a la preocupación constante y al aislamiento.
Estos no son diagnósticos, pero sí son formas de describir patrones comunes de comportamiento.
Trastornos de la personalidad:
¿te has preguntado cuáles existen?

La psicología clínica agrupa los trastornos de personalidad en tres grandes grupos, según el estilo de comportamiento predominante:
Grupo A: Personalidades raras o excéntricas
Paranoide: desconfianza extrema hacia los demás, creen que todos tienen malas intenciones.
Esquizoide: personas que prefieren estar solas, tienen poco interés en relaciones sociales.
Esquizotípico: pensamientos extraños, creencias mágicas o comportamientos muy excéntricos.
Grupo B: Personalidades emocionales o impulsivas
Antisocial: falta de respeto por las normas y los derechos de los demás.
Límite (TLP): emociones intensas y cambiantes, miedo al abandono, relaciones inestables.
Histriónico: necesidad de llamar la atención, dramatismo en la expresión emocional.
Narcisista: necesidad constante de admiración, creencia de ser superior a los demás.
Grupo C: Personalidades ansiosas o temerosas
Evitativo: evitan relaciones por miedo al rechazo, se sienten inferiores.
Dependiente: gran necesidad de que otros tomen decisiones por ellos, temor a estar solos.
Obsesivo-compulsivo (no es el mismo que el TOC): perfeccionismo extremo, rigidez, necesidad de control.

¿Se pueden tratar los trastornos de personalidad?
Sí, aunque no es fácil. Cambiar patrones profundos de personalidad lleva tiempo y requiere compromiso, pero con la ayuda adecuada se puede lograr una mejor calidad de vida. Las terapias más usadas incluyen:
Terapia cognitivo-conductual: la cual ayuda a cambiar pensamientos y comportamientos poco útiles.
Terapia dialéctico-conductual: muy efectiva en el trastorno límite, enseña a regular emociones y mejorar relaciones.
Terapias psicodinámicas: exploran los conflictos emocionales que hay detrás de los patrones de comportamiento.
En algunos casos, también se usan medicamentos para aliviar síntomas como ansiedad, depresión o irritabilidad, aunque no curan el trastorno como tal.
En Conclusión:
La personalidad es lo que nos hace ser quienes somos. Es una mezcla de nuestros pensamientos, emociones y formas de actuar que se mantiene bastante estable a lo largo del tiempo. Cuando estos patrones son muy rígidos o dañinos, pueden convertirse en trastornos que afectan profundamente la vida de una persona. Pero con apoyo profesional y el tratamiento adecuado, es posible mejorar y aprender a vivir de una manera más saludable y plena. No estás solo, en Re-Cursos Psicológicos estamos contigo.
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